Tuesday 1 June 2010

Historia Sufi


Un joven buscador fue con un gran maestro Sufi. Mientras entraba en su cuarto y saludaba al maestro con gran respeto, el maestro dijo, “Bueno. Está perfectamente bien. ¿Qué es lo que deseas?”

Él dijo, “deseo ser iniciado.”

El maestro dijo, “Yo puedo iniciarte, ¿pero qué hay de esa multitud que te está siguiendo?

Él miro detrás; no había nadie. Él dijo, ¿Qué multitud? Estoy solo.”

El maestro dijo, “No lo estás. Solo cierra tus ojos y mira a la multitud.”

El joven cerró los ojos y se sorprendió. Ahí se encontraba toda la multitud que había dejado atrás: su madre llorando, su padre diciéndole que no se fuera, su esposa llorando, sus amigos tratando de impedirlo — cada rostro, la multitud entera. El maestro dijo, “Ahora abre los ojos. ¿Puedes decir que la gente no te está siguiendo?”

Él dijo, “Lo siento. Usted tiene razón. Estoy llevando dentro de mí a toda la multitud.”

Entonces el maestro dijo, “Tu primer trabajo es deshacerte de la multitud. Éste es tu problema. Y una vez que hayas acabado con la multitud, las cosas son muy simples. El día que hayas acabado con la multitud te iniciaré, porque solamente puedo iniciarte a ti; no puedo iniciar a esta multitud.”

Cuando estás solo, nadie puede ver a la multitud, porque está dentro de ti. Y cuando un meditador está entre la multitud y aún así está solo, nadie puede ver su soledad, porque eso también está dentro de él. Conocer tu soledad es tener conocimiento de la existencia, la naturaleza, tu realidad. Y te da una dicha tal que no hay comparación con ninguna alegría que hayas sentido en el pasado.


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